Según el último informe trimestral de la Comisión Europea sobre el
empleo y la situación social, si bien la Unión Europea empieza a experimentar
una frágil recuperación económica, persisten las divergencias entre países,
especialmente en la zona del euro. El informe también subraya que las
condiciones sociales y del mercado de trabajo siguen siendo cruciales, y que el
crecimiento integrador requerirá más inversiones estratégicas y reformas
estructurales.
La Comisión abordó estas divergencias en el Paquete
sobre el empleo de abril de 2012, recomendaciones específicas para cada país
dirigidas a abordar la segmentación del mercado laboral, llevar a cabo cuanto
antes reformas fiscales que favorezcan el empleo, garantizar que los servicios
públicos de empleo sean más eficaces y adaptar la educación y la formación a las
necesidades de los empleadores; la Garantía
juvenil, equipos de acción para ayudar a los Estados miembros a reorientar
los gastos de los Fondos Estructurales de la UE destinados a combatir el paro
juvenil y medidas para facilitar la libre circulación de trabajadores, como la
reforma de la red EURES de búsqueda de empleo. Estas medidas se complementarán
con el desarrollo de la dimensión social de la Unión Económica y Monetaria (UEM)
y un mejor seguimiento y evaluación de los posibles desequilibrios sociales y en
materia de empleo, objeto de una comunicación que adoptará la Comisión el 2 de
octubre.
László Andor, Comisario Europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión,
ha declarado «no podemos permitirnos ser autocomplacientes: hay demasiadas
personas que están sufriendo las nefastas consecuencias sociales de la crisis,
por lo que debemos incrementar la inversión social y apoyar la creación de
empleo. Para lograr una recuperación sostenible es preciso avanzar en la reforma
de la Unión Económica y Monetaria, prestando mayor atención a los problemas
sociales y de empleo y coordinando más estrechamente las políticas en estos
ámbitos. Tenemos que ser capaces de detectar y abordar en una fase temprana los
principales desafíos en materia social y de empleo, en lugar de favorecer el
crecimiento de las disparidades entre las regiones de Europa.
»
Si bien se detectan signos de una tímida recuperación, el estudio
trimestral destaca que las condiciones sociales y del mercado de trabajo siguen
siendo muy difíciles:
Las tasas de desempleo juvenil han alcanzado niveles sin
precedentes, con un promedio del 23 % para la UE en su conjunto y hasta un 63 % en
Grecia.
El desempleo de larga duración ha aumentado en la mayoría de los Estados miembros, alcanzando un máximo
histórico en el conjunto de la UE. Han aumentado el desempleo estructural y el
desfase entre la oferta y la demanda de mano de obra, tanto de calidad como de
cantidad.
La destrucción neta de puestos de trabajo ha coincidido con empleos
más precarios: ha aumentado el empleo a tiempo parcial, especialmente el
involuntario, aunque haya disminuido la proporción de contratos temporales en la
UE, más afectados por la contracción.
La pobreza ha aumentado en la UE desde 2007. Los ingresos de las
familias disminuyen y un 24,2 % de la población de la UE se encuentra en riesgo
de pobreza o exclusión. Esto afecta especialmente a los niños, puesto que
ha aumentado el desempleo y el número de hogares sin ingresos laborales, así
como la pobreza de las personas con empleo.
Se necesitan más reformas y una mayor
inversión
Las políticas activas del mercado de trabajo, como las subvenciones a la contratación, la reducción de la imposición
para los trabajos de baja remuneración o la formación y el apoyo personalizado
en la búsqueda de empleo son fundamentales en la fase actual de incipiente
recuperación, a fin de ayudar a las personas a encontrar empleo y evitar el
desempleo de larga duración o que las personas que finalizan la escolarización
desistan de buscar de trabajo. Cuantas más personas haya en el mercado laboral,
mayor será su contribución para unos presupuestos equilibrados y habrá más
hogares capaces de gastar, lo que permitirá una recuperación continuada de la
producción económica.
En particular, deben llevarse a cabo esfuerzos para poner en
funcionamiento la Garantía
juvenil, adoptada por el Consejo de Ministros de la UE de abril de 2013
y secundada por el Consejo
Europeo de 27/28 de junio. Para muchos países, esto requerirá reformas
estructurales, como el refuerzo de los servicios públicos de empleo, la creación
de asociaciones sólidas entre las autoridades públicas responsables de empleo y
educación y una mayor inversión en formación y esquemas de aprendizaje. Los
Estados miembros deben presentar sus planes de aplicación de la «Garantía
Juvenil» en los próximos meses.
Además, los Estados miembros deben seguir modernizando sus sistemas
de bienestar nacionales para aumentar la eficacia de los recursos
disponibles y lograr el máximo impacto en términos de integración social y
económica. Los sistemas de protección social deberían respondan a las
necesidades de las personas en los momentos críticos de su vida. La Comisión
proporciona unas directrices para una mejor inversión social en su Paquete
sobre Inversión Social de febrero de 2013, que incluye recomendaciones
específicas para combatir la pobreza infantil y el problema de las personas sin
hogar (IP/13/125,
MEMO/13/117,
MEMO/13/118).
Las divergencias en la Eurozona socavan la Unión Económica y
Monetaria
El último informe trimestral subraya la persistencia de las divergencias
entre países, especialmente dentro de la zona del euro:
En el sur y en la periferia de la zona del euro, las tasas de desempleo
alcanzaron en 2012 una media de un 17,3 %, frente al 7,1 % en el norte y centro
de la zona del euro.
El porcentaje medio de jóvenes que no estudian ni trabajan («NiNi»)
alcanzó el 22,4 % en el sur y la periferia, frente al 11,4 % en el norte y en el
centro.
La pobreza ha aumentado en dos tercios de los Estados miembros, pero no
en el tercio restante.
Las diferencias económicas y sociales constituyen importantes retos para
la Unión Económica y Monetaria. Una baja rentabilidad social y del mercado
laboral no es negativa únicamente para los Estados miembros directamente
afectados, sino que también tiene repercusiones para los países con una mejor
rentabilidad, debido a la reducción de la demanda total, el descenso de la
productividad y un aumento de los tipos de interés vinculado a la inestabilidad
política y una confianza debilitada en en el euro y en la UE.
Para que la UEM sea más sólida y tenga una dimensión social es preciso
llevar a cabo un mejor seguimiento y evaluación de los principales
desequilibrios posibles en el ámbito del empleo y las situaciones sociales de
los Estados miembros. Esto podría ir acompañado de una mayor coordinación de las
políticas sociales y de empleo a fin de garantizar una respuesta oportuna y
eficaz a estos desafíos en interés de la UEM en su conjunto. La Recomendación
relativa a la «Garantía Juvenil», así como el acuerdo para lanzar una Iniciativa
en favor del Empleo Juvenil con un presupuesto de 6 000 millones de euros, son
ejemplos de acciones colectivas centradas en superar un importante reto en
materia social y de empleo que afecta de forma desproporcionada a algunas partes
de la UEM.
Estas cuestiones se abordan en la Comunicación sobre la dimensión social
de la UEM adoptada por la Comisión el 2 de octubre — véase IP/13/893).
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