El Acuerdo de Schengen es uno de
los más importantes para entender la actual configuración de la Unión Europea puesto que
suprime los controles fronterizos internos, entre Estados miembros. Se firmó
por primera vez en la ciudad luxemburguesa que le da nombre, un 14 de junio de
1985, por parte de Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Holanda y Francia, y entró en
vigor 10 años más tarde estableciendo un espacio común denominado comúnmente
como “espacio Schengen”.
Hoy, son 26 los países que forman
parte de este espacio. Italia pasó a formar parte del espacio Schengen en 1990, a los que siguió al
año siguiente España y Portugal, y en 1992, Grecia. Austria se sumó en 1995, y
en 1996 los países nórdicos: Finlandia, Suecia, Noruega e Islandia, aunque
estos dos últimos países no forman parte de la
Unión. En el 2001 se unió Dinamarca (aunque
lo puso en duda en 2011) y en el 2004 gran cantidad de países del este de
Europa que se adherían este mismo año a la Unión Europea : Eslovaquia,
Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia República Checa y la
isla de Malta, a parte de un nuevo estado extracomunitario: Suiza. En el 2011
se produjo la última ampliación, un Estado tampoco perteneciente a la Unión : Liechtenstein.
Suiza votó el 9 de febrero de
2014 en referéndum restringir el acceso de los ciudadanos del resto de Europa a
su territorio, lo que puede llevar al abandono por su parte del espacio
Schengen. Así mismo hay Estados que pertenecen al acuerdo Schengen pero con
excepciones en la aplicación de algunos de sus puntos, como Reino Unido e
Irlanda que no forman parte del espacio pero colabora en materia policial y
judicial. Otros Estados, como Bulgaria, Rumanía y Chipre, aún no forman parte
del espacio Schengen porque no cumplen con los requisitos previos establecidos
en cuanto a seguridad pero sí que aplican otras partes del acuerdo. Croacia,
por su parte, como Estado recién incorporado a la Unión , es candidato a entrar
en el Espacio Schengen.
La libre circulación viene
acompañada de medidas de cooperación y coordinación entre los servicios de
policía y las autoridades judiciales para proteger la seguridad interior de los
Estados miembros, y en particular para luchar eficazmente contra la
delincuencia organizada. En esta cooperación participan todos los Estados de la Unión Europea , sean o no del
espacio Schengen, más algunos terceros países, por lo que el ámbito de
cooperación Schengen es más amplio que el espacio en sí con vistas a garantizar
la seguridad y la paz de todos sus ciudadanos y ciudadanas.
El espacio Schengen ha acercado a
los ciudadanos y residentes en la Unión
Europea como nunca antes en la Historia y ha creado un
espacio de paz y democracia común muy amplio tal y como corresponde a una
estructura supranacional como lo es la Unión Europea. Los tratados
eliminan todos los obstáculos al flujo de tráfico por carretera, e incluso los
límites de velocidad innecesarios. Además, la Comisión Europea
dispone de una herramienta específica para que los ciudadanos denuncien si son
sometidos a controles ilegales, la normativa permite la realización de
controles policiales, pero únicamente si existe información policial previa
acerca de posibles amenazas a la seguridad pública o sospechas de delincuencia
o actividades delictivas transfronterizas, igualmente existen controles en
aeropuertos y puertos marítimos pero únicamente para comprobar la identidad de
los pasajeros de estos medios de transporte.
Los Estados disponen del “Sistema
de Información de Schengen” (SIS) que se creó al suprimir los controles
fronterizos y que consiste en una base de datos a gran escala y en
actualización permanente donde las autoridades policiales, judiciales o
encargadas de la emigración pueden consultar e introducir información sobre
seguridad, criminalidad y personas desaparecidas.
Los controles fronterizos
internos por parte de los Estados únicamente están permitidos en casos
excepcionales de grave amenaza para la seguridad, y siempre con un carácter
temporal (artículo 2.2. de la legislación actual), ha sido el caso de
acontecimientos deportivos de masas o cumbres o reuniones de altos mandatarios
en los que se extrema la seguridad y la vigilancia.
El espacio Schengen está viviendo
hoy una crisis sin precedentes y se están cuestionando muchos de los principios
de la Unión Europea ,
como el de la unidad y la solidaridad. A raíz de los hechos acaecidos en 2011
en muchos países árabes (la llamada “Primavera Árabe”) la Comisión Europea
aceptó la introducción temporal de controles fronterizos dentro de la Unión Europea en circunstancias
excepcionales, se trató de un precedente que ha traído problemas hoy, al
radicalizarse la postura de muchos países por la crisis humanitaria de los
refugiados y los ataques terroristas en París y Ámsterdam.
Pese a todos estos problemas, la Unión Europea considera que
Schengen no es negociable, se trata de un logro histórico, y por tanto no hay
intención de cambiarlo por parte de la Comisión Europea ,
existen mecanismos suficientes para controlar la emigración y la amenaza
terrorista – temas, que por otra parte, no tienen nada que ver entre sí – sin
socavar los principios de unidad, solidaridad y libre circulación, pilares
fundamentales en los que se sustenta la Unión.
En definitiva, los acuerdos de
Schengen no solo han favorecido la movilidad de los ciudadanos y ciudadanas
dentro de Europa y a una economía más integrada, sino también la generalización
de la solidaridad, difusión de un respeto común a los derechos humanos, y un
mayor dinamismo cultural y turístico entre los distintos y diversos pueblos de
Europa.