La palabra
“crisis” es latina pero su origen etimológico se encuentra en un término griego
que hace referencia a la toma de decisiones. Se trata de una coyuntura de
inestabilidad sobre una estructura ya organizada desde el punto
socio-económico, incluso político, y que por tanto requiere un análisis y una
toma de soluciones. Pensar como se ha llegado a esa situación y llevar a cabo
cambios estructurales para paliarla y volver a la normalidad anterior a la
recesión, y esta es una de las cosas que han estado haciendo las instituciones
europeas desde que el 2008. Muchos analistas ya se han aventurado a denominar a
esta coyuntura económica como “Gran Recesión”. Recesión o desaceleración
económica en muchos casos que se inició en Estados Unidos pero pronto se
extendió al resto de países occidentales, entre ellos los Estados miembros de la Unión Europea. Es notorio en
el caso de nuestro país el pesimismo ante la duración y la gravedad de esta
crisis, y los grandes sacrificios llevados a cabo por la ciudadanía para salir
de ella, podíamos decir que la crisis “ha golpeado fuerte” a Europa, sobre todo
a los países de la zona mediterránea, algunos de los cuales han tenido que ser
rescatados.
Dentro de la Unión Europea los organismos
encargados de combatir los efectos de la crisis y llevar a cabo los rescates de
las economías más afectadas son la Comisión
Europea , el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario
Internacional, lo que se ha venido a llamar como “la troika”. Pues bien, la
troika no actúa con plena libertad sino que sus medidas deben estar sujetas a
un cierto control por parte del Parlamento Europeo, cuyos informes de
evaluación se centran principalmente tanto en las medidas llevadas a cabo como sobre
las consecuencias de estas políticas. Estos análisis parlamentarios y
realizados también por las distintas comisiones han de servir como conclusión y
lección de lo que debería ser un rescate futuro en caso de darse problemas
financieros en alguno de los Estados miembros de la Unión Europea. De ellos podemos
sacar varias lecturas:
Primera lección
a tener en cuenta: tanto los países que se vean fuertemente golpeados por una
crisis financiera de este tipo (caso de Grecia), como el Parlamento Europeo,
deben coordinarse desde el principio en relación a las medidas a tomar, en el
cuando y en el cómo. No se debe actuar de forma autónoma.
Una segunda lección, por así
llamarlas, debe ser la necesidad de que estas medidas sean eficientes a nivel
económico pero también justas a nivel social, es decir: no solo se debe crear
estabilidad para los mercados y reducir el déficit, sino que a su vez se ha de
invertir en crecimiento. Esto es fácil decirlo pero nos llevan al debate sobre
si el mercado crea por si solo empleo y estabilidad social o es necesario tomar
ciertas medidas intervencionistas para hacer esto posible, ¿cubre el mero
crecimiento económico, el mercado, las necesidades básicas de la población o
hay que reconducirlo para que así lo haga?
Por otra
parte, no sólo se ha de invertir en crecimiento sino que este crecimiento ha de
ser respetuoso con el medio ambiente, se debe alcanzar el desarrollo
sostenible.
Pasemos a analizar ahora ambas
aspiraciones que parecen difíciles o incluso demasiado idealistas, pero
estrictamente necesarias si queremos que la economía crezca sobre bases
sólidas:
Respecto el primer aspecto debemos tener en cuenta que vivimos en
el “viejo continente”, cuna de la democracia, los Derechos Humanos y la
revolución industrial, las crisis han sido cíclicas, y las etapas de
crecimiento igual, ambas coyunturas se han alternado a lo largo de la Historia de Europa, y en
definitiva de Occidente, ha habido periodos de crecimiento acelerados (como el
mercantilismo de época moderna, y la
I y la II Revolución
Industrial en la era ya contemporánea) que no se han correspondido siempre con etapas
de bienestar social. Hoy ambos parámetros (crecimiento económico y desarrollo
social) se encuentran más identificados que nunca y a su vez son
complementarios (en el siglo XXI y en una democracia no se entiende crecimiento
económico sin mejoras en la vida del ciudadano), y todo ello gracias a una
Europa unida que trabaja por y para el ciudadano, y cuya máxima aspiración es
cubrir las necesidades básicas de su población.
En cuanto al crecimiento sostenible, ¿Cuántos de nosotros no hemos oído alguna vez, o hemos tenido la idea preconcebida, de que el desarrollo y el progreso económico son incompatibles con la preservación del medio ambiente, del ecosistema en su fase natural? El crecimiento económico necesita de materias primas, ha de explotar los recursos naturales, pero esto no tiene por qué implicar siempre depredación del medio, expolio, de ahí el adjetivo de “sostenible”, ¿es incompatible la utilización de madera para la industria con la reforestación de amplias regiones?
Los que trabajamos, como Europa Directo Ciudad Real, en un ámbito de carácter rural sabemos las oportunidades que la naturaleza brinda al desarrollo económico, el ejemplo más paradigmático de ello y puntero o novedoso al día de hoy sería el turismo rural: parques naturales, zonas de especial valor ecológico, hostelería y restauración en localidades rurales (casas rurales, restaurantes, hoteles) son una baza importante ha tener en cuenta – junto a las políticas comunitarias – para el desarrollo y la salida de la crisis en regiones como la nuestra.