Este mes de Junio, el día 12 concretamente, se cumplen
30 años de la firma del Tratado de Adhesión de España a la Comunidad Económica
Europea, cuya entrada se hizo efectiva el 1 de Enero de 1986, junto a Portugal,
celebrándose con un doble acto en Lisboa y Madrid. En la Sala de Columnas del Palacio
Real de Madrid tuvieron lugar los discursos del rey Juan Carlos I y el entonces
presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, en lo que constituyó la culminación
de un proceso iniciado años antes cuando en 1977, en plena Transición hacia la
democracia en nuestro país, el presidente Adolfo Suárez presentó la solicitud
de ingreso al Consejo de Ministros de las Comunidades Europeas, y 8 años más
tarde, el entonces presidente del gobierno español, Felipe González Márquez; su
Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán; el Embajador de España ante la
Unión Europea, Gabriel Ferrán; y el Secretario de Estado encargado de las
Relaciones con las Comunidades Europeas, el ciudadrealeño Manuel Marín,
firmaban el Acta de Adhesión, posteriormente ratificado por unanimidad en el
Congreso.
Se trataba de algo más que un mero hecho institucional o
protocolario, con la firma de este Tratado España ponía fin a un pasado de
aislamiento, a un pasado de autoritarismo, consolidaba esta aún joven y frágil
democracia e iniciaba una aceleración sin precedentes de su proceso de
modernización a todos los niveles, social, político, económico, cultural…, “el
Plan Marshall que España nunca tuvo”, como ha sido definido recientemente.
Hoy, a 30 años de aquel acontecimiento, todos nosotros,
principales protagonistas de este proceso histórico, podemos hacer balance
sobre las repercusiones que ha tenido para nuestro país, como ha cambiado en
estas últimas décadas, tal y como ha hecho la oficina del Parlamento Europeo en
España.
La economía española ha sido una de las principales
beneficiarias de este proceso histórico, el Producto Interior Bruto de España
(PIB) se ha doblado en los últimos años recortando distancias con respecto a la
economía de los Estados más prósperos de la Unión Europea. La integración
europea ha hecho que España se beneficie de los instrumentos de Asistencia
Financiera existentes, las contribuciones financieras de todos los Estados
miembros se reparten equitativamente conforme a recursos, subvenciones,
préstamos y otro tipo de financiación, los fondos comunitarios han contribuido
igualmente a paliar las diferencias económicas entre regiones dentro de España.
Todos nuestros sectores económicos se han visto
modificados de forma positiva por la política comunitaria, así, de un sector
primario prácticamente autárquico y atrasado, escasamente mecanizado y donde el
campesinado estaba avocado a la pobreza o a la emigración a ámbitos urbanos o
incluso al extranjero de forma estacional, nos encontramos hoy con una
agricultura, ganadería y pesca altamente competitiva, y un mundo rural
habitable y socialmente avanzado. Aunque aún queda mucho por avanzar en cuanto
a desarrollo rural, España ha sido hasta el momento uno de los principales
beneficiarios de los fondos comunitarios en cuanto a política agraria, el
segundo después de Francia. La Política Agraria Común ha hecho que nuestro
campo sea cada vez más competitivo, que los agricultores gocen de seguros y
ayudas laborales, y que se potencien otras formas de riqueza como el turismo
rural.
La pesca también ha sido un sector que ha crecido en las
últimas décadas, pasando España a ser el principal exportador comunitario y
beneficiándose de acuerdos pesqueros con terceros países, como Marruecos o
Mauritania, cuyos caladeros son vitales para nuestra flota pesquera.
Las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) constituyen la
espina dorsal de la economía española actual y se han visto beneficiadas por la
integración europea en el sentido de la existencia de fondos financieros a los
que pueden optar, así como una apertura de sus negocios a nivel europeo e
internacional. Nuestra industria no solo ha multiplicado sus exportaciones y se
ha expandido dentro de la Unión sino también con respecto a terceros países,
tal y como podemos comprobar con el reciente caso del Tratado Comercial con
Estados Unidos. En 1995 se firmó en Madrid la llamada Agenda Transatlántica,
acuerdo que ahora beneficiará a España sobre todo en cuanto a volumen
comercial.
Pilar fundamental del desarrollo comercial ha sido
también el desarrollo de los transportes. En 1986, España, Portugal y Grecia
contaban con la red de transportes más deficitaria de todo el continente, hoy y
gracias a los fondos comunitarios recibidos España ha mejorado en cuanto a su
red de carreteras (pasando de los apenas 400 Km. de autopistas y autovías con
los que contábamos a principios de los 80 a una red actual con más de 14.000
Km.), líneas férreas de alta velocidad comparables a las de otros países como
Francia, e infraestructuras aeroportuarias y portuarias.
El turismo es otro sector fundamental de la economía
española, y actualmente uno de los que más empleo genera en toda Europa. España
es hoy la tercera potencia turística del mundo (después de Francia y Estados
Unidos) por la gran variedad de paisajes, ciudades, regiones, de la que hace
gala y por tanto presenta una gran oferta en cuanto a ocio, cultura, deportes,
y en general actividades de tiempo libre. Todo ello ha mejorado en las últimas
décadas gracias a las inversiones comunitarias en infraestructuras, a los
avances en el transporte y los medios de comunicación, y a la apertura de
fronteras y libre movilidad de ciudadanos de toda la Unión Europea.
Actualmente, el Parlamento Europeo esta promoviendo una directiva sobre
paquetes turísticos que conllevará una mayor protección y seguridad jurídica a
los turistas que viajen por Europa y a las empresas dedicadas a este
sector.
Estos avances en materia económica han sido posibles
entre otros muchos factores gracias a la lucha de la Unión Europea contra la
evasión fiscal y el blanqueo de capitales. Los Estados miembros cuentan con
soberanía fiscal, pero ceden competencias a la Unión Europea en este ámbito, a
parte se está trabajando en la creación de una nueva fiscalidad europea.
Las políticas en materia económicas se desarrollan
además en consonancia con el respeto y la preservación del medio ambiente, para
ello la Unión Europea cuenta con programas de ayuda como LIFE y Red Natura 2000 que garantizan a través de fondos comunitarios los ecosistemas y espacios
naturales de cada Estado miembro. En este sentido destacar que nuestro país es
el Estado con mayor superficie protegida de toda la Unión Europea (210.000 Km2,
de los cuales 137.000 son terrestres y 72.500 se corresponden con la superficie
marítima).
Europa es hoy el continente con mayores avances en
política social, sin embargo aún queda mucho por lograr. La Unión Europea
trabaja en temas como la igualdad de género, la lucha contra el racismo y a
favor de la integración, y la ayuda a los más desfavorecidos no solo dentro de
sus fronteras sino también a nivel mundial.
Los jóvenes son hoy los principales perjudicados por la
actual crisis económica por ello con ayudas comunitarias se ha puesto en práctica el
Plan de Garantía Juvenil con el fin de facilitar el acceso al empleo, la
formación y las prácticas profesionales a los jóvenes menores de 25 años. La
ayuda a los estudiantes, sector que ha crecido en los últimos años en nuestro
país, por parte de la Unión Europea se ha materializado en los numerosos
programas de movilidad, formación e intercambio desarrollados en los últimos
años, es el caso del programa Erasmus+, que se creó precisamente al poco tiempo
de ingresar España en la Unión Europea y del que cada año se benefician más
estudiantes universitarios, nuestro país es además destino principal y
predilecto de multitud de estudiantes de todos los países de Europa.
Los proyectos comunitarios destinados a la Investigación
y el Desarrollo (I+D) han contribuido a crear la generación de jóvenes más
preparada de la Historia, a esto se puede sumar la apertura de fronteras que ha
supuesto la integración de España en la Unión Europea presentando ante estos
jóvenes todo un campo de posibilidades para formarse, aprender idiomas e
incluso encontrar nuevas salidas profesionales, sin embargo, la situación
actual de crisis, que afecta sobre todo a los Estados del sur de Europa,
presenta un nuevo reto, una asignatura pendiente, la llamada “fuga de
cerebros”. Se aspira a que la salida laboral o educativa a otros Estados
miembros de la Unión sea siempre una cuestión de preferencia personal,
opcional y no una obligación impuesta por las circunstancias económicas y de precariedad laboral.
Otro reto actual de la Unión Europea, y que como hemos
tenido la triste ocasión de comprobar recientemente supone un drama
humanitario, es el problema emigratorio. Europa históricamente ha sido un
continente caracterizado más por ser destino de población que se dirigía a
otros países del mundo que por recibir emigrantes, prueba de ello son las
poblaciones de origen europeo de los llamados “países nuevos” u “otras europas”
(Norteamérica, Australia, Nueva Zelanda, cono sur de América Latina) o las
regiones que fueron colonias de países europeos, pero a partir de la II Guerra
Mundial y como consecuencia del gran crecimiento económico de Europa Occidental
y su estabilidad política y social se inició el proceso inverso y el viejo
continente se convirtió en destino de emigrantes llegados de todos los rincones
del globo, hoy gente de los países más desfavorecidos llaman a las puertas de una
Europa más próspera en busca de una vida mejor, y aunque cada Estado miembro
cuenta con plena capacidad de decisión en materia de emigración, la Unión
Europea tiene competencias legislativas en áreas como la vigilancia de
fronteras, la política de asilo y la libre circulación interna. En 2004 se crea
Frontex, la Agencia Europea para la Gestión de Fronteras Exteriores con el fin
de combatir y perseguir a las mafias traficantes de seres humanos y garantizar
la seguridad en nuestras fronteras donde en ocasiones pierden la vida estas
personas que intentan llegar a Europa. Por otra parte la política de asilo debe
garantizar unas condiciones de vida dignas para los emigrantes asentados en los
Estados miembros, velar por la plena integración y el respeto a sus derechos,
así como combatir la discriminación y el racismo que puedan sufrir en las
sociedades de acogida. La Unión Europea establece en este aspecto un reparto de
responsabilidades y planes de acogida más equitativos para refugiados y
víctimas de catástrofes naturales o humanitarias.
La Unión Europea vela por nuestros derechos como
ciudadanos, en fecha tan temprana como 1975, las autoridades europeas ya
comenzaron a proteger los derechos del consumidor, desde esa fecha hasta la
actualidad, en la que se está regularizando el sistema de roaming en el uso de
la telefonía móvil dentro de Europa, se han dado avances de todo tipo:
protección y mejora de los derechos de los pasajeros aéreos; control de la
calidad de los productos alimenticios que llegan a la mesa del consumidor, con
la creación en 2001 de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria; o la
modernización de la Leyes de Protección de Datos de 2005, puesta al día por las
necesidades derivadas de los nuevos avances en informática e Internet.
En el ámbito sanitario, la calidad y eficacia
del sistema de la Sanidad Pública del Estado español, reconocidas por las
autoridades sanitarias europeas, ha hecho de los ciudadanos españoles uno de
los sectores sociales con mayor facilidad de acceso a la sanidad, y la
población más longeva de la Unión Europea. Ejemplo de ello es el hecho de que la
Organización Nacional de Transplantes haya servido de modelo para la Directiva
Europea sobre calidad y seguridad de los transplantes de órganos, aprobada por
el Parlamento Europeo en 2010. En este aspecto la Unión Europea ha contribuido
también con la creación de la Tarjeta Sanitaria Europea que cubre de asistencia
sanitaria a sus usuarios en cualquier Estado miembro donde se encuentren.
La cultura ha experimentado avances significativos y
mejoras con la incorporación de España a la Unión Europea, hoy nuestros
estudiantes universitarios son estudiantes europeos que pueden viajar y
formarse en cualquier rincón de nuestro continente, al igual que la apertura de
fronteras pone a disposición de cualquier ciudadano toda una amplia variedad de
culturas para estudiar, aprender idiomas o simplemente viajar y hacer turismo,
esa es la riqueza de “la unidad en la diversidad” que representa Europa. Estas
manifestaciones culturales, diversidad lingüística, y amplio patrimonio
cultural y artístico son difundidos y protegidos por programas comunitarios, como lo son por ejemplo Cultura y MEDIA, que a partir de ahora se verán sustituidos por
el Programa Europa Creativa y muchos otros, tales como Sello de Patrimonio
Europeo, Capital Europea de la Cultura…etc.
El mundo actual está conformado por grandes bloques
económicos o políticos, en este aspecto es indiscutible que el papel de España
en el mundo ha crecido, tanto cualitativa como cuantitativamente, desde su
integración en la Unión Europea. Las materias de política en Seguridad y
Defensa común supervisadas por el Parlamento Europeo han contribuido al
mantenimiento de la paz y de la seguridad tanto dentro como fuera de nuestras
fronteras. La Unión Europea es además hoy el principal donante de ayuda para el
desarrollo como pone de manifiesto la Dirección General de Ayuda Humanitaria y
Protección Civil (ECHO) de la Comisión Europea. El papel que puede jugar España
en este aspecto es fundamental, por sus raíces históricas y culturales y por su
situación geográfica nuestro país constituye una pieza clave de la política
comunitaria, pues puede actuar como puente o interlocutor de la Unión Europea
con los países del área mediterránea y sobre todo de América Latina.
España también ha avanzado en cuanto a cotas
de democratización interna y de mejora de nuestras instituciones al servicio
del ciudadano, de hecho nuestra transición democrática después de la dictadura
militar franquista ha sido considerada modélica a nivel mundial, pero esta
democratización ha seguido una doble línea al integrarnos en una democracia más
amplia como lo es la Unión Europea. Hoy son varios los canales de participación
que la Unión presenta al ciudadano como por ejemplo la Comisión de Peticiones,
en la que se atienden las reclamaciones de los ciudadanos comunitarios que
consideran que alguno de sus derechos no ha sido recogido de forma adecuada por
las instituciones o se ha visto vulnerado, en este aspecto los españoles estamos
entre los ciudadanos europeos que más apelamos al amparo de esta Comisión, al igual que fuimos los segundos que más peticiones
presentamos ante el Parlamento Europeo el pasado año 2012. Los temas más
demandados por los ciudadanos a estas instituciones europeas son los relativos
a los asuntos sociales, la libertad de circulación dentro de Europa y la
protección del medio ambiente.
La contribución de España a la amplia democracia europea
también ha sido un factor importante: nuestra joven democratización ha servido
de modelo a las más recientes transiciones llevadas a cabo en la Europa del
este, a raíz de la caída de los regímenes autoritarios del otro lado del
entonces llamado “telón de acero” multitud de países del este de Europa
comienzan a democratizarse e integrarse en la economía de mercado, la Unión
Europea comienza entonces a ampliarse hacia esta región del planeta, se rompe
la idea de “las dos Europas”, y la experiencia con respecto a las jóvenes
democracias del sur de Europa (España, Portugal, Grecia) juega un papel
fundamental en este proceso. A parte de ello, España ha contribuido con 4
presidencias del Consejo, y su papel es imprescindible en materias como la
Política Agraria Común (PAC) o la Política de Pesca Común. España es además el
primer Estado en aprobar mediante referéndum la Constitución Europea.
En definitiva los ciudadanos españoles hemos ganado en
derechos, mejora económica, bienestar social y poder de decisión democrática en
estos 30 años en los que hemos formado parte del proyecto de construcción de la
unidad europea.