Europa Directo Ciudad Real

La Unión Europea es hoy una realidad, desde la oficina de Europa Directo de Ciudad Real informamos a toda la ciudadanía sobre las políticas de la UE, tus derechos como ciudadano europeo, los programas de estudio y ofertas laborales en otros países de la Unión, así como de aspectos de la cultura y la Historia de Europa. En este blog queremos dar a conocer nuestras actividades, los eventos llevados a cabo desde nuestro Centro o en los que hemos participado, y en definitiva dar a conocer a nuestros lectores la Unión Europea.

lunes, 29 de agosto de 2016

Derechos y ventajas de la Ciudadanía europea.

Todos los ciudadanos europeos tenemos cita con las urnas el próximo 25 de Mayo, para muchos llegará la hora entonces de replantearse la utilidad de participar en la democracia europea, una democracia que en numerosas ocasiones se percibe como algo lejano, que no incumbe a nuestra vida cotidiana, o al menos no lo hace de forma directa. Sin embargo, el pertenecer a un ámbito democrático, la segunda democracia más extensa del mundo, de bienestar y libertad como lo es hoy esta unión de 28 países implica ya toda una serie de derechos, ¿o cabría hablar de ventajas?, de los cual todos nos podemos beneficiar.


En primer lugar habría que resaltar que la mera pertenencia a uno de estos Estados miembros nos otorga automáticamente la ciudadanía europea, con todo lo que ello comporta. Contamos con libertad de circulación y residencia en todo el territorio comunitario, y el derecho a trabajar o ejercer nuestra profesión en cualquier Estado miembro en igualdad de condiciones que los nacionales de ese país. Elementos como la homologación de títulos académicos, la validez del permiso de conducción en toda la Unión Europea o la existencia de una tarjeta sanitaria común facilitan esta movilidad.

Muchos jóvenes, y no tan jóvenes, ven hoy en Europa una salida laboral o una oportunidad para estudiar y formarse, pero en ocasiones no son conscientes de lo que ha supuesto en el pasado el eliminar obstáculos para que esto sea así. Ahora cuentan con programas europeos para estudiar, hacer intercambios con gentes de otros países, realizar prácticas profesionales, experiencias de voluntariado, y un largo etcétera.


Quizá otros ciudadanos europeos no vean tan perentorio el salir fuera de sus fronteras, la Unión Europea no solo nos dota de derecho a voto sino también nos facilita el acceso a los documentos y la información generada por sus instituciones y organismos, y que tanto repercute en nuestra vida diaria, el saber que podemos contar con instituciones que velan por nuestros derechos, como la figura del Defensor del Pueblo Europeo, y otras vías de participación democrática como el derecho de presentación de proyectos de ley.


Por otra parte, no todo se ciñe a la participación democrática y las oportunidades laborales o de estudios, la mera pertenencia a un espacio geográfico tan amplio y que cuenta con una gran riqueza cultural y artística, de la cual nos podemos beneficiar por ejemplo a la hora de viajar y hacer turismo, es ya de por sí un factor positivo que tiene mucho que aportarnos.


viernes, 26 de agosto de 2016

Partícipes de la Democracia Europea.

La Unión Europea presenta al ciudadano todo un mundo de posibilidades, para viajar, estudiar, trabajar…etc., dentro de un marco democrático y un espacio de libertad como pocas veces hemos tenido ocasión de conocer a lo largo de la Historia de la Humanidad. Se trata de una estructura supranacional, plural, y democrática con más de 500 millones de habitantes, en la que todos nosotros tenemos el derecho y el deber de participar como ciudadanos libres y responsables.


Pero, ¿cómo se consigue un funcionamiento plenamente democrático democrático de la Unión Europea?

 A través principalmente de sus instituciones, todas ellas útiles y necesarias pero entre las cuales la considerada como la más importante es el Parlamento, como cámara elegida de forma directa y por sufragio universal por parte de todos los ciudadanos, y órgano coordinador del resto.

La última cita electoral tuvo lugar en 2014, y en ella los ciudadanos y ciudadanas de la Unión tuvimos la ocasión de elegir a los eurodiputados que nos representan en la presente legislatura europea, a España le corresponden 54 escaños. Estos representantes parlamentarios han de trabajar para hacer más fácil y mejor la vida de todos los habitantes de la Unión Europea, favoreciendo el Estado del Bienestar, la igualdad de oportunidades, nuestros derechos y nuestras obligaciones.


El ciudadano cuenta además a día de hoy con instrumentos a través de los cuales podemos hacer oír nuestra voz, nuestras propuestas y opiniones, a los gobernantes que nos representan a nivel comunitario, tales como: la Iniciativa Ciudadana Europea, la Comisión de Peticiones, o la figura de la Defensora del Pueblo Europeo.


Por otra parte, no todo va a ser mirar a Europa, la Unión Europea es además el mayor contribuyente en cuanto a cooperación al desarrollo a nivel mundial, la ayuda comunitaria constituye el 50% de la ayuda aportada al desarrollo en todo el mundo. Este hecho esta en sintonía con la construcción de una Europa más social y solidaria, Europa, el viejo continente, cuna de la Democracia y los Derechos Humanos, no solo debe implantar estos avances y medidas humanitarias en el interior de sus fronteras sino exportarlos fuera, contribuir a que sean un propósito a alcanzar en todos los países del mundo.


En definitiva podemos concluir que la Unión Europea, a parte de, como hemos dicho al principio, ser un proyecto único en la Historia de la Humanidad, constituye hoy también un modelo único en el mundo en cuanto a democracia, desarrollo y solidaridad entre los pueblos, y de cuya construcción todos nosotros somos partícipes.


viernes, 19 de agosto de 2016

La Europa de las Regiones.

Mucho se habla de la “Europa de las regiones” en una etapa como la actual en la que se tiende a revalorizar el marco regional, a presentarse a la región como un ente territorial con características históricas y culturales verdaderamente propias, y situado en un plano intermedio entre la célula administrativa básica que se correspondería con la local o municipal, y el marco estatal. La Europa de los Estados-nación de la que tanto se habló en el pasado aparece hoy como un ente administrativo obsoleto, basta recordar cómo se ha ido imponiendo en las últimas décadas la idea de que lo auténticamente democrático es el Estado descentralizado, de cariz autonómico o federal, pese a casos paradigmáticos de organización territorial justificados por un gran peso histórico – es el caso del centralismo francés – en la mayor parte de los Estados de la Unión Europea se busca el respeto a la diversidad cultural y la representatividad política de todos los territorios y minorías que la componen y de ahí que cuenten hoy con una organización descentralizada, sea esta el “Estado de las Autonomías” en España, los distintos gobiernos regionales en Italia, los países que conforman el Reino Unido en las islas británicas, la unidad de flamencos y valones en Bélgica, o la estructura de los Landers en que se divide Alemania, por citar solo ejemplos sobradamente conocidos.


Esta descentralización político-territorial responde a esa doble finalidad de hacer la administración más eficaz y cercana al ciudadano, y a la vez hacer compatible la unidad del país con el respeto a las características e idiomas propios de cada región, y en su fracaso o en su éxito podemos obtener un ejemplo del proyecto europeo: alcanzar “la unidad en la diversidad”. Hay quien cuestiona la viabilidad de la unidad de Europa en base a las enormes diferencias, culturales, sociales, políticas, y económicas, de sus miembros, pero en realidad no existe ningún Estado europeo que sea plenamente homogéneo, todos cuentan con diversidad regional y local, y esto debe ser considerado como algo positivo y enriquecedor y no como un obstáculo al entendimiento entre las partes.

Ahora bien, ¿cómo se traslada esto a un plano tan práctico como es el económico? y sobre todo: ¿cómo hacer que prime la unidad y la solidaridad entre las regiones de Europa en una etapa de crisis económica e incluso institucional como la que estamos viviendo en la actualidad? Europa no es homogénea, como tampoco lo son los Estados que la componen, y la Historia nos ha demostrado que en tiempos de bonanza económica se puede alcanzar cierto grado de bienestar generalizado, sobre todo si los mecanismos de redistribución de empleo y riqueza son los adecuados, pero que por el contrario, en etapas de crisis los más ricos o mejor situados económicamente se vuelven celosos de su status, mientras que los menos favorecidos o más afectados por la crisis claman por un reparto más justo y equitativo de la ayuda en función a las necesidades de cada uno. No obstante, la base de la que se parte no es la misma, cada región cuenta con una estructura económica diferente, al igual que es también culturalmente distinta, y la economía está globalizada por eso debe optar por fomentar y promocionar los sectores económicos que más puedan beneficiarle e integrarse así en el sistema económico. En España hay regiones que tradicionalmente han sido industriales, o al menos desde las revoluciones industriales que comenzaron en el siglo XIX, mientras que otras, como es el caso de la nuestra, han pasado recientemente de una economía agraria de tintes más o menos tradicionales a un sector servicios basado principalmente en la construcción. No se trata quizá de que estas regiones menos favorecidas copien o importen el modelo de las más ricas, sino que sepan que es lo que pueden aportar al conjunto total.

En una economía de subsistencia, como lo eran las de siglos pasados, cada región producía un poco de todo, con vistas al autoconsumo, con la Revolución Industrial, que conllevó también una revolución en el transporte y en los sistemas de mercado, la mayoría de las regiones se “especializaron” en un determinado producto o sector, así, en muchos casos las regiones agrícolas convirtieron muchas de sus comarcas en monocultivos que exportaban a otras donde la industria demandaba precisamente esas materias primas, creando en muchos casos una dependencia de “tipo colonial” podríamos decir (regiones industriales que explotaban los recursos naturales de las no industrializadas) que no siempre resultaba justa para alguna de las partes. Hoy, sin llegar a esos niveles de especialización económica, cada región debería aportar y promocionar lo que tiene.


Castilla-La Mancha quizá perdió el tren de la I y la II Revolución Industrial pero cuenta hoy con factores a su favor: suelo de sobra en caso de necesidad de deslocalización industrial, nudos de comunicaciones por haber sido históricamente una región central – y no sólo “de paso”, como siempre se ha dicho – y sobre todo un medio natural y un patrimonio cultural envidiable, con dos ciudades que ostentan el título de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (Toledo y Cuenca), y 2 parques nacionales de los 15 con los que cuenta España (aspecto en el que únicamente nos aventaja la comunidad canaria y Andalucía), recordemos que la provincia de Ciudad Real es la única de la Península con dos parques nacionales (Cabañeros y las Tablas de Daimiel), y todo ello gracias en parte a las ayudas procedentes de la Unión Europea.


En una etapa como la actual, de auge del turismo a nivel mundial por los avances en los medios de transporte y la difusión de la información, son estas las “bazas que debe jugar” nuestra región para hacerse competitiva e integrarse en la economía no solo de España sino también de Europa, de la Europa de las regiones.

jueves, 18 de agosto de 2016

La ampliación de la Unión Europea y la solidaridad.

La Unión Europea es una construcción única en la Historia de la Humanidad, la unión de tantos y variados países de forma voluntaria, solidaria y libre nada tiene que ver con la gran creación de Estados o imperios del pasado, fundados mediante conquista militar o colonización de nuevos territorios, su base no es la imposición política ni militar sino la solidaridad y el respeto a la diversidad por parte de todos sus componentes. Sin embargo, como en todo proyecto que merezca la pena, el camino no ha sido fácil y aún queda mucho por hacer, muchos logros que alcanzar, sobre todo en cuanto a homogeneidad económica y extensión del Estado del Bienestar. Para muchos, esto sería una de las características de que el proyecto de unificación de Europa no es factible, cuando en realidad los éxitos alcanzados hasta el momento nos demuestran que sí que lo es. Aún persisten muchos desequilibrios entre distintos territorios, de acuerdo, pero es que ni siquiera en naciones de origen histórico antiguo existe homogeneidad entre todas sus regiones o territorios, todo se andará, y la base para ello ha sido siempre la solidaridad.

El origen de la Unión Europea lo encontramos en el corazón mismo del continente, y en naciones que tradicionalmente venían protagonizando enfrentamientos entre ellas, lo cual más que paradójico es esperanzador. Así, nace la CECA, primer cimiento de este proyecto. Los Estados fundadores serán la Alemania de Conrad Adenauer y el “milagro económico” – si es que un avance basado en el esfuerzo y el trabajo de todo un pueblo puede calificarse cómo tal – y la Francia de la V República, país entonces económicamente dependiente de Estados Unidos pero políticamente muy europeista; junto a Italia, el último país democrático y occidental en tener “su milagro económico”, y los tres Estados del BENELUX, modelo de unidad aduanera y económica que tiene su origen en la Unión económica belga-luxemburguesa del periodo de entreguerras (1921) y que constituirán un ejemplo a seguir, un modelo para la unificación fronteriza de la que hace gala la Unión Europea.


En 1973 se lleva a cabo una primera ampliación, las dos naciones anglosajonas, Reino Unido e Irlanda, hasta ahora más vinculadas a Estados Unidos y a la Commonwealth que al resto del continente europeo, pasan a formar parte de la Unión, junto a Dinamarca. Desafortunadamente, uno de estos Estados ha decidido recientemente y mediante referéndum, abandonar la Unión, pero en este artículo nos centraremos en las ampliaciones, y no en el retroceso que suponen las escisiones.

La década de los 80 será la hora de los países del sur, de la Europa mediterránea, con una democratización más tardía que el resto de naciones de la Europa Occidental (a excepción de Italia) y una economía más pobre, comienzan a integrarse en el entonces Mercado Común Europeo, es el caso de Grecia en 1981, y los países ibéricos, España y Portugal, en 1986. La futura Unión Europea se extiende hacia el sur, pronto lo hará hacia el este, conforme este ámbito se democratice y comience a integrarse en la economía de mercado.

A mediados de la década de los 90, en 1995, las fronteras comunitarias se extenderán por Centroeuropa con la adhesión de Austria, un país que en cierto modo era similar a la Alemania Federal, con una cultura y un pasado reciente modo muy similares, aunque el caso austriaco a pequeña escala y con una economía más agraria y menos industrial que la alemana. También se extenderán por la Europa nórdica, países que ya contaban con un amplio, consolidado y desarrollado Estado del Bienestar, se trata de Finlandia y Suecia, mientras que Noruega opta por la no integración tras consultar a sus ciudadanos.

Si la década de los 80 fue la de la Europa mediterránea, la primera década del siglo XXI será la de la Europa del este, lo cual entraña un mérito y un esfuerzo mayor por parte de estos países, se trata de extender las fronteras comunitarias más allá de lo que había sido el Telón de Acero. La Unión Europea no sólo es un proyecto occidental sino que rompe la barrera entre las dos Europas de la época de la Guerra Fría, así entran países que a partir de 1989 (cuando también se reunifica Alemania) ven caer los regímenes políticos comunistas y comienzan a democratizarse, es el caso de la República Checa y Eslovaquia – anteriormente unidas –, Hungría, Polonia, e incluso Estados que habían pertenecido a la extinta URSS, como las tres repúblicas bálticas: Estonia, Letonia y Lituania; junto al primer país de la antigua Yugoslavia en adherirse: Eslovenia, y pequeños países del Mediterráneo no exentos de problemas, en este caso derivados del imperialismo, como son Chipre y Malta, antiguas colonias o protectorados británicos.

Esta extensión de la Unión Europea se redondeará en 2007 con la integración de Rumania y Bulgaria, y en 2013 con la integración de otra antigua república yugoslava: Croacia. Proceso que probablemente no hay culminado como podemos ver por los candidatos existentes.

Todo este amplio proceso de ampliación de la Unión Europea conlleva un enorme esfuerzo en cuanto a políticas que hagan más fácil la integración de jóvenes democracias con economías aún en desarrollo, políticas no siempre entendidas por Estados ya integrados desde hace años en el proyecto europeo y que ahora tienen que ceder parte de sus prerrogativas en pos de una unión más igualitaria y justa. La homogeneidad es difícil de alcanzar, para eso existen los fondos estructurales, pero existe también miedo entre amplios sectores sociales, sobre todo de Europa occidental, descontento con la integración de países más pobres. Algunas voces ya han clamado por la creación de un Fondo Monetario de carácter europeo y una Ley de Prevención de la Insolvencia de los Estados miembros, instrumentos que en definitiva deben servir para evitar los desajustes económicos y sus efectos más negativos. 

Podemos ver esta situación como algo coyuntural, la Unión Europea nace como un grupo abierto a nuevas incorporaciones y por tanto la ampliación se encuentra en su misma naturaleza, quizá debamos ver la integración de estos países como un reto y no un problema, un reto para Europa y sus instituciones, pero sobre todo para sus ciudadanos, que en definitiva, somos los verdaderos protagonistas de la creación de un espacio de libertad y bienestar para todos.


martes, 16 de agosto de 2016

Europa Directo Ciudad Real colabora en el Día de la Juventud Ciudad Real 2016.

Europa Directo Ciudad Real ha colaborado, junto a otras asociaciones y entidades de nuestra ciudad, en la celebración del llamado “Fan Nigth”, la tarde y noche del pasado día 11 de agosto, víspera del Día de la Juventud, organizado por el Ayuntamiento de la capital provincial y el Espacio Joven del mismo, y que tuvo lugar en los jardines del Parque del Torreón.








La diversas actividades y eventos con los que contó la jornada atrajeron a gran cantidad de público y asistentes, sobre todo entre los más jóvenes, que tuvieron la oportunidad de participar en múltiples y variadas actividades de ocio y tiempo libre, tales como videojuegos, organizados por la asociación castellanomanchega dedicada a este hobby “Gamuza”, Cosplay, talleres de comics, juegos de mesa y de rol, actividades de softcombat, taller de caricaturas a cargo del colectivo “Kokoro”, así como una gymcana por la ciudad repleta de divertidas actividades y dirigidas por la asociación “Tahúr Eventos”, al igual que la compañía de gran cantidad de espectáculos de música, sobre todo conciertos y guitarrada, a cargo de “Explosión Local” y la Escuela de Música Moderna de nuestra ciudad.








Esta amena, divertida y participativa jornada dio el pistoletazo de salida para la Programación Oficial de la Feria de Agosto 2016 de Ciudad Real, y una vez más, nuestra oficina de información europea ha querido estar presente, apoyando todos los encuentros y eventos culturales de estas características y dándose a conocer, sobre todo entre la población más joven, y que en nuestro trabajo diario vemos como se corresponde también con la más interesada con respecto a todos los asuntos relativos a la Unión Europea.  





miércoles, 10 de agosto de 2016

La Unión Europea y las grandes estructuras supranacionales.

La noción de ciudadanía europea aún es difusa, los ciudadanos de la Europa comunitaria aún somos, para lo bueno y para lo malo, englobados, encasillados, en nuestros respectivos Estados, así, se habla de italianos, franceses, búlgaros o eslovenos…, pero pocas veces de europeos, de pueblo europeo como unidad nacional y cultural.

Los Estados o Estados-nación de Europa son hoy la célula básica de clasificación político-territorial a nivel mundial, es la estructura estatal la que se configura como sujeto soberano, por debajo únicamente hay divisiones internas o regionalizaciones y a un nivel superior asociaciones, uniones de Estados de forma más o menos voluntaria y que buscan un interés o unos objetivos comunes. Esa es la realidad por mucho que se hable del auge de los nacionalismos, de la “Europa de las naciones”, o de la globalización mundial.

En la Grecia clásica – aquella gran cultura de la antigüedad a la que Occidente debe tanto, principalmente la democracia – este esquema se correspondía con la polis y las ligas. La polis o ciudad-estado era considerada el marco político perfecto, el medio idóneo para satisfacer las necesidades políticas, sociales y económicas del ciudadano como tal, pero en momentos excepcionales, en casos de emergencia o necesidad, normalmente de tipo militar, aparecían las ligas, es decir federaciones de varias polis que se unían para hacer frente a un peligro o riesgo común. En el seno de estas ligas solía haber siempre una polis que era más poderosa que ninguna y actuaba como líder. La existencia de estas ligas era efímera, disolviéndose normalmente cuando el objetivo para el que habían nacido se alcanzaba, o bien cuando una de las polis actuaba con demasiado “protagonismo” y había peligro de que se tendiera a pasar de una unión voluntaria a una hegemonía imperialista, la Atenas de Pericles y la Liga de Delos son prueba de ello. En el mundo actual, Occidente ha importado, o ha impuesto, a todo el globo su modelo político, heredado del mundo clásico, las polis-estado actuales cuentan con una organización más o menos parecida, unas más democráticas otras menos, unas “más Atenas” y “otras más Esparta”, pero ¿Cuáles son las “ligas” actuales?


Nunca antes en la Historia habían existido tantas organizaciones internacionales como las que hay en la actualidad, todas bajo el paraguas de la mayor y más importante de todas ellas: las Naciones Unidas, que se define como gobierno global cuyos objetivos son la cooperación mundial. Existen organizaciones de tipo cultural, comprendiendo naciones con un pasado y una cultura común, como es el caso de la Liga Árabe, muchas de ellas no responden sino al interés de antiguas metrópolis coloniales de seguir manteniendo lazos con sus ex colonias, a los que normalmente une un mismo idioma, el ejemplo por antonomasia es la Commonwealth o Comunidad Británica de Naciones que engloba a la mayor parte de los países que pertenecieron al imperio británico; otros ejemplos similares serían la Organización Internacional de la Francofonía, la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa o la Comunidad de Estados Independientes (CEI), España en este aspecto no ha sabido aprovechar su potencial, la Organización de Estados Iberoamericanos no deja de ser una cumbre, una mera reunión anual de jefes de Estado y de gobierno. Dentro de las organizaciones de tipo regional cabría destacar la Unión Africana y la Organización de Estados Americanos. En el plano económico se habla de Bloques Comerciales que buscan la unión aduanera e incluso la monetaria, es el caso del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el Mercosur en América del Sur, la Asociación de Naciones del Sureste Asiático o incluso la OPEP u Organización de Países Exportadores de Petróleo.


La Unión Europea comenzó también como un Bloque Económico, el Mercado Común, modelo hoy para países que buscan una integración económica en otros lugares del planeta; pero cuenta también con una base cultural común; es de carácter regional, y en las últimas décadas se ha avanzado aún más al romperse, al superarse, las barreras que suponían la existencia de “dos Europas”, la occidental de democracia liberal y sistema económico capitalista, y la oriental que seguía el modelo comunista. Hoy, pese a las dificultades a las que la Unión ha de hacer frente – ahí tenemos el Brexit, la crisis económica, la crisis de los refugiados, y el aumento de la ultraderecha y otros partidos políticos euroescépticos – todos los indicadores apuntan hacia una mayor cooperación económica e integración política entre naciones, una unión, por tanto, a todos los niveles. 


martes, 9 de agosto de 2016

La ciudadanía: el centro de las políticas europeas.

Más de 500 millones de habitantes viven hoy en la Unión Europea, la segunda democracia más extensa el mundo. Ciudadanos y ciudadanas, todos ellos, que deben constituir el centro, el objetivo principal, de las políticas comunitarias, y su bienestar y la mejora de sus condiciones de vida las preocupaciones de los distintos gobiernos europeos. No obstante, aún no existe conciencia de ciudadanía común, de nacionalidad europea, mucho se ha hablado a lo largo del siglo pasado del sentimiento europeo, del sentimiento de pertenencia a una entidad supranacional que se sitúe por encima de nuestros sentimientos nacionales o regionales, la formación y consolidación de ese sentimiento puede fortalecerse si los ciudadanos y ciudadanas ven claramente, y en su día a día, los beneficios que les reporta el pertenecer a esta gran unión de países. 

Los Estados europeos son relativamente pequeños, si los comparamos con los de otros continentes, por lo que su peso específico a nivel internacional puede resultar modesto pese a su estabilidad económica y política, por lo que la Unión Europea actúa como una forma de sumar fuerzas a nivel mundial, esto puede parecer una salida práctica, pragmática, se busca equiparar al viejo continente con los grandes Estados actuales, crear un mercado amplio, pero la base es también cultural: los europeos compartimos unos mismos valores, problemas similares y en cierto modo un pasado común. No han faltado los analistas, historiadores, intelectuales, que han considerado que una guerra entre europeos es una guerra civil, al margen de que toda guerra es de por sí una lucha fraticida. De hecho, el deseo pacifista y el espíritu de concordia, el evitar que se repitan conflictos en Europa como lo fueron las dos guerras mundiales, tuvo una carga simbólica, teórica, pero también práctica en la creación de la Unión Europea.

Hoy, lo aceptemos con resignación o con entusiasmo, el proceso de globalización parece imparable, una globalización económica (se camina hacia un mercado mundial), cultural (extensión de una misma forma de vida, quizá la vertiente más peligrosa de esta globalización) e incluso diplomática e institucional (que es positiva sólo si tiende a fomentar las relaciones pacíficas entre naciones) que a veces parece haber olvidado su vertiente también social: globalizar el bienestar de la población mundial, extender las políticas sociales y el Estado del bienestar de los países que ya gozan de ello a los que aún no. En este aspecto, la Unión Europea podría ser un modelo a seguir, podría marcar la pauta, puesto que desde su creación en 1949 ha conseguido logros inigualables, y un nivel de democracia y Estado del bienestar para su ciudadanía desconocidos hasta el momento.