La construcción de la Unión Europea es un proyecto que aún presenta
muchas dudas, ¿caminamos hacia un Estado federal o se trata únicamente un grupo
de países asociados? Podríamos decir que la definición es difícil, no se trata
de un súper estado federal como lo es Estados Unidos, pero tampoco de un
sistema de cooperación de distintos gobiernos como la ONU , se trataría de una
estructura intermedia, una unión a todos los niveles, y para que se de esa unión
se debe dar una situación de soberanía compartida. Generosidad que no siempre
se da, como hemos tenido ocasión de comprobar recientemente, cuando un Estado
miembro pone en duda u opta por dejar de “compartir”, y “recuperar” parte, o
toda, su soberanía.
Pero en teoría, los Estados miembros de la Unión Europea ,
llevan implícito para serlo el delegar parte de su capacidad de decisión en las
instituciones comunitarias, a cambio de que estas velen o resuelven los
problemas de interés común. Para la corriente euro-escéptica, que tan
importante papel juega en la corriente de opinión comentada anteriormente,
considera que esta cesión de parte de su soberanía puede significar una pérdida
de poder, cuando, por el contrario, su principal fin es precisamente ganar
fuerza a nivel mundial y disfrutar de las ventajas que conlleva la solidaridad
entre Estados. En realidad, y si lo miramos desde un punto de vista pragmático,
no se trata de una pérdida de libertad para decidir – por parte de un Estado o
de sus ciudadanos – sino la posibilidad de decidir todos sobre un conjunto más
amplio, delegar competencias en pos de una mayor solidaridad, no se cede
independencia sino que se comparten decisiones.
Desde sus orígenes, y gracias al funcionamiento de sus
instituciones democráticas, la
Unión Europea ha alcanzado varios logros que reafirman la
importancia y la utilidad de esta política común:
En un continente relativamente poco extenso y fragmentado en
multitud de pueblos y culturas, históricamente con fronteras interiores, se ha
creado un mercado único de bienes y servicios del que se benefician más de 500
millones de ciudadanos. Los ciudadanos comunitarios cuentan hoy con la libertad
de viajar, vivir o trabajar en cualquier lugar de la Unión Europea.
La creación de la moneda única ha constituido un pilar fundamental
de esta unión económica pero también hay que destacar la fortaleza actual del euro
a nivel mundial.
Los logros alcanzados no se ciñen por tanto solo a nuestro
continente, y tampoco al campo meramente comercial y monetario, la Unión Europea es hoy
la primera región del globo en la cooperación y la ayuda al desarrollo de los
países más desfavorecidos.
Pese a todos estos logros, aún queda mucho por hacer, mucho en lo
que avanzar, por ello los Estados comunitarios al ceder parte de su soberanía
están contribuyendo a buscar soluciones comunes a la crisis económica que hoy
atravesamos, y que afecta sobre todo a los jóvenes; a luchar por el medio
ambiente, cabe recordar que la
Unión Europea se sitúa también a la vanguardia mundial en la
lucha contra el cambio climático; a ayudar a los países de nuestro entorno más
inmediato a alcanzar mayores cotas de crecimiento económico y de democratización
– muchos de ellos son además Estados candidatos a ingresar en la Unión Europea – y sobre
todo trabajar para alcanzar una política exterior común, que haría más fácil
extender por todo el mundo los valores democráticos y de respeto de los
derechos humanos de los que afortunadamente ya gozamos los ciudadanos
comunitarios.
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