América Latina es una de las regiones más extensas del planeta y
probablemente la que mejor representa en todo el mundo a las sociedades multiculturales
y multiétnicas, lo cual debe al mestizaje que la caracteriza históricamente, pero
también constituye un modelo de superación por los logros alcanzados en las
últimas décadas en materia de democratización y avances socio-económicos. En
este aspecto, los contactos, relaciones, semejanzas y diferencias entre ambas
orillas del Atlántico son muy importante, la Unión Europea tiene
hoy mucho que decir y sobre todo mucho que aportar en cuanto al desarrollo de
las naciones de América del sur y central, y el papel de España es para ello
fundamental.
Durante el mes de junio del año pasado se celebró la Cumbre Empresarial
entre la Unión Europea
(UE) y la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en la que se trató el tema de
la cooperación entre empresas de ambos continentes, el crecimiento y la
creación de empleo, pero no solo en parámetros estrictamente económicos, la
ayuda al desarrollo y a la cooperación en estos países marcó la agenda
principal del encuentro. La economía debe contar siempre y principalmente con
una función social, para ser válida debe estar supeditada al bienestar y el
desarrollo de las personas. En esta cumbre la Comisión Europea
anunció el incremento en 118 millones de euros para invertir en proyectos en esta
región, como son los planes de desarrollo energético, el programa Al-Invest de
apertura del mercado internacional a las pymes hispanoamericanas, o el programa
ELAN de creación de una red de innovación y servicios a empresa tanto de la UE como de América Latina. Del
mismo modo, la Unión Europea
anunció su interés en destinar 230 millones de euros al desarrollo sostenible
en países, que si bien han crecido económicamente en los últimos años, aún
cuentan con problemas sociales de carácter estructural y considerables bolsas de pobreza. Proyectos
europeos a nivel general como EUROsocial+ ayudaran a luchar contra el tráfico
de drogas pero abría que destacar también los programas de carácter nacional, aplicados
a países concretos:
En Bolivia, uno de los países más pobres de Sudamérica, la Unión Europea financia
proyectos destinados a luchar contra la drogadicción, y a la mejora de los
barrios suburbanos, sobre todo en La
Paz , facilitando el acceso a agua potable a miles de
familias.
En Colombia, país hoy de actualidad por el proceso de paz en el
que se ve inmersa su sociedad, la Unión
Europea actúa en sus regiones más aisladas y menos
favorecidas por las políticas nacionales, mejorando los ingresos familiares y
la economía de las comunidades campesinas, afrocolombianas e indígenas que allí
habitan.
En Honduras, país centroamericano con problema de abastecimiento
de productos de primera necesidad y desnutrición infantil, se llevan a cabo
programas de seguridad alimentaria y escolarización en zonas rurales.
En Perú, uno de los últimos países de este subcontinente visitado
por el comisario de Cooperación Internacional y Desarrollo de la Unión Europea , Mimica, se ha
puesto en marcha un proyecto de 40 millones de euros como ayuda al plan de
Estrategia Nacional de Desarrollo e Inclusión Social llevado a cabo desde hace
tiempo por el gobierno peruano.
Igualmente, en Paraguay, la Unión Europea destinó unos 5
millones de euros para proyectos de integración social con el objetivo último
de que la población más vulnerable de este país sudamericano tenga acceso a los
servicios básicos, y luchar así contra la inclusión social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario